sábado, 22 de diciembre de 2012

Informacion


Trena es ceutí. No se sabe si ello influye en su estilo y en su arte. Se le ve mas bien, caminando perdido por las calles de la Habana Vieja, entre flores y amores, esperando encontrarse al Ché en cualquier esquina para irse a tomar un mojito en algun “paladar” con vistas al océano que se ve camino de los cayos…


González Trena trabaja la madera, porque su alma es de madera dura de perfiles armoniosos, como si quisiera presentarnos un contraste entre la dureza de la vida con la armonía y la belleza, que a pesar de todo encierra, este mundo de locos.



Colección: Katyuska - Rectas y curvas de locura


             Su obra va desgarrando esa piel atormentada, que va toreando siempre la desesperanza, con la pureza de un arte que le eleva y le hace viajar en el tiempo y en el espacio, desde su Ceuta natal hasta el Malecón habanero, de mar en mar, de escultura en escultura, del barro al cuero, de la madera al marfil, de los sueños a la desesperanza, de la monotonía al dolor del alma, que es el peor de los dolores para el cual, la humanidad no ha encontrado antídoto alguno.


Esperma 
Colección: Katyuska - Rectas y curvas de locura



            Trena tiene algo de Quijote pero con Dulcinea al lado, podría ser pirata de muchos puertos, de taberna y de ron, de aventuras y de pasión; todo un personaje con la sorna andaluza a flor de piel y la sinceridad de los locos que quieren cambiar el mundo. Podría ser gitano de caravana y bola de cristal, nómada del mundo para quien la libertad es bandera e identidad.

            Ha ido perfeccionando y amoldando su obra a su espíritu y a la profundidad de su ser: el hombre, en definitiva, fue hecho de barro. Y el barro siempre es moldeable.

            Trena, alma de barro, viajero de la libertad, navegante de los mares del sur, buscador de armonías, caballero andante de mundos de madera, cuero y barro.


Alma compleja, el hombre y su arte.

Un tipo interesante este Trena.

Un tipo de madera


Busto
Colección: Desde el barro